Cada uno de nosotros llevamos en nuestro interior un sueño, una meta que quisiéramos realizarla y que luchamos por hacer de ese sueño una linda realidad.
Es tan bello entrar en un estado de ánimo y de interés para hacer algo, o luchar por algo, que brota esa energía y todo sale bien, es un momento de éxtasis total.
Pero llega también un momento en el que las diversas situaciones de la vida, nos llevan a pensar en dejar atrás los sueños y dedicarnos a pasar el tiempo acomodado a él, aunque sin obtener el más mínimo momento de felicidad. Es tanta la desesperación que siento cuando esto sucede que me pierdo totalmente del sentido de mis sueños , de mis ilusiones, de mis anhelos, que me conducen a fijarme en cosas meramente pasajeras, materiales, que me den placer, pero que de felicidad y gusto por vivir, no me aportan nada. Es como estar nadando en un mar sin fin, donde la tierra firme no aparece por ningún lado y cuya profundidad, me impide ver la orilla.
Muchas veces cuando quiero avanzar se truncan mis proyectos, aparecen mil dificultades, que personas que no confían en mí, y se burlan de mis sueños, me meten en la cabeza ideas negativas que lo único que hace es crearme un laberinto sin salida, entonces mejor opto por retroceder, por dejar a un lado mi proyecto y coger un camino más fácil.
Todo esto para decir, que si yo no creo en mí, sino tengo claro lo que quiero, me es imposible lucharlo, me es imposible hacer realidad ese deseo, me va a ser imposible realizarme como persona y ser feliz. Cuando yo me dejo influenciar por otros, hasta ahí llego mi sueño, puesto que todos le encuentran el pero a la situación y en vez de ayudar lo único que hacen es desanimarme, hacer que lance mi proyecto de vida por el zaguán y lo más posible, entrar en un estado de frustración. Hay momentos en los cuales nuestra vida se hace tan pesada, tan artificial, que dejamos atrás nuestros lindos sueños y actuamos, no según nuestros criterios, sino con el parecer de los demás, sin tener en cuenta que el potencial que llevo dentro, me permite llevar a feliz término todas las empresas que me proponga.
Soy un gran pez, como lo enseñaba el video, son muchas las barreras que atrofian mi camino, muchas las desesperanzas y las tristezas que me acompañan. Soñar, pero creer que ese sueño no será posible, es parte del fracaso. Ser un gran pez es alzar el vuelo, meterme de cabezas en la profundidad del océano y buscar dentro de este, el sueño deseado.
La verdadera felicidad esta en conquistar el mundo con nuestros proyectos, es mirar el mundo con ojos llenos de amor, entusiasmo y dedicación, es decir si se puede lograr, es pensar que lo que yo quiero es importante y puede ayudar a construir un mundo diferente, donde no exista el fracaso, no mejor dicho el fracasado que tenga que decir, no confié en mi y deje mis sueño de ser alguien especialmente reconocido por miedo a enfrentarme a las diversas situaciones. No importa el fracaso, lo importante es tener la complacencia de haber luchado, de haberlo intentado, y si las cosas no salieron como yo las tenía planeadas, más adelante se dará la oportunidad de hacerla.
No me cansaré de luchar por mis sueños, una, dos y hasta tres veces lo intentaré, porque he descubierto en mi vida, y a través del mensaje que me brindó el video, que la perseverancia y la constancia juegan un papel clave en el triunfo de nuestra vida, en la realidad de mis sueños.
Para mi es difícil decir esto, puesto que ha habido momentos de tanta desesperación en mi vida, que deseo morirme o desaparecer del planeta, pero que así como surgen personas que estresan a uno con su negatividad y ayudan a encender mas la llama, también aparecen personas en tu camino, que te van a levantar el ego, y que te ponen a soñar de nuevo y a decir que la vida tiene un sentido, que es necesario confiar en nosotros y que aunque las piedras no van a desaparecer de nuestro recorrido, siempre habrá una luz al final del túnel, que te va a llenar de felicidad y te sentirás orgulloso de alcanzar tu sueño guerreándola con toda la fuerza, con toda el alma, pues cada vez me convenzo más, de que las metas cumplidas con esfuerzo, con lágrimas y hasta con sangre, son las que brindan más gozo.
El Señor. Víctor E. Frankl, en su libro: el hombre en busca de sentido, dice: “el sufrimiento deja de ser en cierto modo sufrimiento en el momento en que encuentra un sentido, como puede serlo el sacrificio.”[1]
Cuando un hombre tiene proyectos y a lo largo de su vida los va realizando, y los va guardando cuidadosamente en un cofre, su orgullo, satisfacción e ilusión por lo logrado, ¿qué puede importarle cuando advierte que se está volviendo viejo?, tendría que sentir nostalgia por su juventud perdida y por los sueños que no llevo a consumación? Para nada, se sentirá bien realizado, con las realidades del pasado, no solo por el trabajo hecho y el amor amado, sino de los sufrimientos sufridos valientemente. Estas cosas son las que de las que más me siento orgulloso, aunque no inspiren envidia.
Creer en mí, es el pasaporte para hacer realidad mis sueños. Si hay amor en nuestras obras y convencimiento de que se pueden lograr, el éxito será inminente; y la admiración de la gente, cuando nos vea volar tan alto, será el visto bueno que nos indica que valió la pena luchar, derramar lágrimas y gotas de sangre, pues al fin se nos dará la recompensa. LA LIBERTAD Y LA FELICIDAD.
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