VER, JUZGAR Y ACTUAR, a la luz de la fe, contemplando a Dios con los ojos de la fe.
A pesar del clima cultural relativista en el que vivimos, es urgente radiar y hacer madurar en toda la Iglesia, la certeza de que Cristo rostro de Dios, es nuestro único y verdadero salvador. Esa es nuestra misión y la misión de la Iglesia, anunciar la buena nueva que fue mandada a los Apóstoles por el mismo Jesús, los Discípulos lo iniciaron, es deber nuestro continuarla.
Necesitamos ser ardientes misioneros para llevar al corazón de cultura de nuestro tiempo, el sentido completo y unitario de la vida humana, que ni la ciencia, ni la política, ni la economía, ni los medios de comunicación puede proporcionarles. Vivimos en un medio donde se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios. Surge además el consumismo y el individualismo sin importar el otro.
También en nuestro momento se está dando la globalización, que es positiva en cuanto que une a los pueblos y ayuda a su desarrollo, pero si es mal llevada, se convierte en un medio de pobreza y de exclusión. Una globalización sin solidaridad afecta negativamente a los sectores más pobres, al igual que afecta la naturaleza y manipula la vida. Para contrarrestar esto, se necesita de una democracia participativa y basada en la promoción humana y su respeto.
La Iglesia en A.L y el Caribe, a pesar de las contrariedades, han dado testimonio de Cristo, anunciando el Evangelio y ejerciendo la caridad con los pobres, al igual que los santos y la virgen María que dijeron si al llamado de Dios. En este sentido debe prepararse el discípulo misionero, en el kerigma, la conversión, el discipulado, la comunidad y la misión. La cual debe abarcar integralmente toda la persona, la dimensión humana y la comunitaria, la espiritual, la intelectual, la pastoral y misionera, acompañada de los pastores de la Iglesia.
Jesús fue vino al mundo a participarnos la vida divina, se pone a nuestro servicio, y esa vida hay que anunciarla con nuevos métodos, evangelizar aquellas zonas donde Jesús es desconocido. Este anuncio debe darse en salvaguarda de la dignidad humana, en una opción preferencial por los pobres, ejercer un trabajo fuerte con las familias y las parejas con un enfoque especial, en el tema de la vida humana, exhortándolas a ser sus defensoras y productoras, al igual que la naturaleza, como regalo de Dios. También con los niños, iniciarlos en la vida de la Iglesia, a los jóvenes y adolescentes, acompañarlos y atraerlos hacia Jesús. Igualmente los ancianos y mujeres, velando por el respeto de su dignidad.
La Evangelización debe unir a todos los pueblos, y el discípulo misionero, debe ser capaz de inculturizarse y responder a los desafíos, que vive nuestro mundo hoy.
El mensaje de aparecida (comentario personal).
“DISCIPULOS Y MISIONEROS DE JESÚS PARA QUE TODOS LOSPUEBLOS EN EL, TENGAN VIDA”
El mensaje que la Iglesia nos quiere dar con este documento, es al deseo que el Señor tiene que todos seamos misioneros y que reguemos el mensaje de la buena nueva a todos los hombres, para que conozcan la verdad y obtengan por ella la salvación.
Verdaderamente es muy difícil evangelizar en esta actualidad, donde Dios es Después de todo o por si acaso. Muchas veces siento tristeza y me desanimo frente a las contrariedades que se nos presentan a los que estamos en este camino del seguimiento, pero es ahí que uno comprende las palabras de Cristo, “os perseguirán, os calumniaran, pero no teman que yo he vencido el mundo, y también, quien sea mi discípulo, que se prepare para la prueba, y quien quiera seguirme, que tome su cruz y me siga”. Con estas palabras el consuelo no existe, más existe la advertencia de Jesús, de que sufriremos y de que la misión a la que somos invitados no es nada fácil.
El documento de aparecida nos hablaba de un ardor misionero, de la actitud de misionar que debemos tener cada uno de nosotros, de el deseo de Evangelizar en tantos lugares y ambientes donde Dios ya no cuenta para nada. El misionero debe estar expectante, para recurrir allí donde la Iglesia lo necesite, y para ello su formación debe de ir de acuerdo a las necesidades de cada persona, debe tener las bases para responder a los difíciles retos que la vida plantea, pues en verdad el mundo pasa por un cambio enorme que necesita del anuncio verdadero y esperanzador, que reavive en la gente el sentimiento de que Dios que es amor y que cada día quiere atraer a todos hacia Él.
El mundo nos presenta grandes dificultades de fe. Un mundo en el que la gente va y viene sin sentido alguno sumergida en la pobreza, la violencia, las angustias, las tristezas y decepciones de la vida. Vivimos en un mundo donde pareciera que todo se derrumba a nuestros pies, cosas que ocurren como niños muriendo de hambre, jóvenes en un estado de vida demasiado repugnante, por la droga, el alcohol, el pecado. Un mundo en el cual la dignidad humana es pisoteada como les place, especialmente en los secuestrados, donde no hay conciencia de la vida, del dolor ajeno, de la necesidad de amar, un mundo dónde la vida está siendo manipulada por la ciencia.
Hoy el mundo necesita un nuevo impulso Evangelizador, donde se les comparta la alegría, donde puedan descargar sus penas, sus angustias, sus pesares. Ahí es donde está el sentido de ser misioneros, ser portadores del antídoto que calma el sufrimiento de todos los que sufren.
El documento de aparecida, es la invitación a ser pregoneros de la buena nueva, a tiempo y a destiempo como lo decía San Pablo, junto con María que es ejemplo vivo de la misión, es ella, quien nos enseña a vivir santamente e intensamente, la misión que Dios pone en nuestras manos, es María quien nos enseña a decir sí, como lo hizo cuando el Ángel, que le comunicaba que sería la Madre de Dios.
Ella aunque no sabía hasta donde llegaría todo esto, decididamente dijo sí, confiándose en la Palabra de Dios que era lo único que le garantizaba la obra que se realizaría en ella, dependía totalmente de Dios. Así nosotros, los Sacerdotes y todos los ministros de Dios, deben ser testigos de Cristo resucitado y actual entre nosotros, decididos a emprender el viaje, sin cuestiones, sin reproche, sin queja, sin importar lo lejos que sea, la cultura, el idioma, sólo confiados en la grandeza de Dios y en su providencia. Ir por el mundo entero amando sin fronteras, siendo uno con el pobre con el pobre, joven con el joven, niño con el niño. Yo pienso que esa es la mejor manera de Evangelizar, entrando en cada situación, acompañar a las familias, a los campesinos, a los jóvenes que andan huyendo del mundo, de una realidad oscura, sin Dios ni ley, porque no conocen a Dios y nuestro mensaje no ha sido bien llevado o que no es adecuado para la etapa que están viviendo. Son tantas cosas que perturban la vida de la humanidad que, si nos pusiéramos a nombrarlas nunca acabaríamos de contarlas, pero yo sé, que la ayuda a superar con fe esto, está en las manos del misionero, del Discípulo de Cristo, o al menos podemos llevar una palabra de aliento que calme la sed que tiene toda esta gente de Dios. Y no solo eso, también es nuestra misión hacer que todos los pueblos acojan el Evangelio y se conviertan en evangelizadores.
La Iglesia tiene un gran potencial y hay que explotarlo, con nuevos proyectos, con nuevo empuje, donde el ejemplo de vida sea lo mejor que podamos ofrecer, con alegría, con amor, que se sienta en nosotros la presencia de Jesús, que sueña con que todos estemos reunidos en un solo rebaño, el pueblo de los hijos amados de Dios.
Solo nos queda pedir que el Espíritu Santo infunda en nosotros, la fuerza suficiente para , si queremos ser Discípulos de Jesús, lo seamos de todo corazón, que seamos capaz de entregar la vida por el Evangelio, pues tenemos su promesa como recompensa: quién pierda la vida por cusa mía la ganará, pero quien quiera salvar su vida, la perderá.” Así que totalmente confiados en las manos de Dios, salgamos al mundo a anunciar que Dios está entre nosotros y nos quiere salvar, que Dios quiere que todos le conozcamos y conozcamos la verdad. Que a pesar de los sufrimientos y de las contrariedades de la vida, ahí está Dios, haciendo de ese sufrimiento, un medio de santificación, un medio de acercamiento a cada uno, pues en el sufrir se encuentra la purificación, en el sufrimiento, encontramos la santidad. Cuando sufrimos con valor y paciencia podemos entonces, decir al final: Dios no dejará perecer al bueno, antes lo hará más bueno para instaurara en cualquier lado su Reino.
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